Articúlo original: http://www.truth-out.org/speakout/item/39326-an-almost-trump-voter-how-education-and-my-activism-changed-my-husband-s-opinion

Jueves, 2 de febrero, 2017. Danielle Morrow (traducción: Anna Cibils)

Mi esposo, Kevin, fue un casi-votante de Trump. Nosotros vivimos en el condado de Cambria, Pennsylvania, un área rural con una población de mayoría gente blanca, y es parte de la región llamada el “Rust Belt” que ha ganado tanta atención de Donald Trump y los medios este año pasado. Kevin sufre de la epilepsia, problemas con su salud mental, y artritis. El ha peleado por más de 10 años tratando de recibir Seguridad de Ingreso Suplementario (en inglés, SSI) y lo han continuamente negado beneficios.

Kevin no puede hacer trabajo de 40 horas por semana porque tiene restricciones médicas, incluyendo que no puede arrodillarse, empujar, tirar, levantar, subir y bajar escaleras, y no puede estar parado por más de 30 minutos seguidos. Hasta con estas limitaciones y una familia de cinco a quienes cuidar, todavía le negaron beneficios de discapacidad. El condado de Cambria ya tiene muy pocos empleos, y para él es casi imposible encontrar un trabajo que puede hacer.

Durante la campaña presidencial, Kevin apoyó a Trump. Yo no estaba de acuerdo con él, pero yo también podía ver lo que le resonaba: una promesa de un cambio político y de devolver los empleos. Eso es un cambio que la mayoría de nosotros queremos ver, aunque tenemos ideas diferentes de cómo llegar ahí.

El encanto de los dos, Donald Trump y Bernie Sanders, es que ellos dieron a la gente una respuesta real a la pregunta, “Quién es mi enemigo?” Para Trump, es los musulmanes, inmigrantes y los élites del gobierno; y para Sanders, es Wall Street. Los dos mensajes resonaron fuertemente con la gente en mi condado. Dónde los empleos son pocos y la gente tienen miedo que van a ser reemplazados en la economía por gente que sea más explotable. Cuando estamos en guerra constante en el extranjero y hay una oleada de noticias designadas para causar terror, la gente tienen miedo de las teorías que le presentan.

Sin ser expuestos a gente de diferentes géneros, fondos étnicos, fondos raciales, y fondos religiosos, con un sistema de educación que no enseña nuestra historia verdadera, y un limitado acceso al internet en áreas rurales, las perspectivas en nuestros pueblos son limitadas. Quizás no es correcto, pero también no es inevitable. Sanders introdujo una fuente diferente para nuestros problemas, el de los élites de Wall Street controlando el sistema para beneficiarse a ellos mismos mientras la gente pequeña sufren.

El año pasado, Kevin y yo nos unimos a Put People First! PA, una organización que está creando poder en el estado cruzando líneas de división como raza, geografía, y afiliación político para luchar por nuestras necesidades básicas como el cuidado médico, la vivienda, y la educación. Recientemente, nosotros ganemos una campaña en que demandemos que el Departamento de Seguros de Pennsylvania tenga la primera audiencia pública sobre la revisión de precios de seguros médicos, y yo sé que mientras crece nuestra comunidad, nuestras campañas van a ser más ambiciosos.

Ser parte de este proceso profundo de organización comunitaria, ha impactado mi punto de vista, y yo sé que conocer alguien como yo ha impactado los puntos de vista de los demás. Tenemos una dedicación de largo plazo entre nosotros y esto nos está sosteniendo durante el momento actual. Aprendemos de nuestras luchas, y nos apoyamos con un nivel de respeto y entendimiento que todos deberían recibir, no importa sus perspectivas ni opiniones.

Sabemos que a menos que creamos un amplio movimiento que incluye todos los que están luchando, no vamos a ganar. Entonces, gente rural y de pueblos chicos se tienen que unir con gente urbana. Personas cisgéneras uniéndose con personas transgéneras.

Respetamos la inteligencia de todos, creamos confianza a través de aprender nuestras historias, desarrollamos nuestro liderato, y estudiamos juntos. La gente de clase trabajadora y pobre son tan inteligentes como los demás. Por tener la oportunidad de aprender sobre el capital mundial y el racismo, conectamos nuestras experiencias individuales a la extensión amplia de la historia. Sabemos lo correcto y lo incorrecto, y podemos estrategizar sobre cómo cambiarlo.

En Junio 2016, un grupo nuestro de distintas partes de Pennsylvania organizó una vigilia para mi madre, que falleció de cáncer del pulmón en Octubre 2015. Aunque ella perdió esta batalla, fue el tratamiento inadecuado que causó su fallecimiento tan rápido. Nos paremos en frente de la oficina del proveedor, demandado una disculpa, y con el apoyo de gente de todas partes del estado, nos hicimos oír. Yo, mujer blanca y pobre de Johnstown, estaba parada tomada de brazos con mi amiga y miembra de Filadelfia, una mujer negra, pobre, y musulmana que llevaba puesto un hijab.

Kevin estaba en la vigilia, y aunque él tiene puntos de vista que son diferentes a los de la mayoría de nosotros, él todavía demuestra mucho apoyo para mi trabajo y entiende la razón por cual yo lucho. Lamentar una muerte en comunidad es esencial para sanar, y yo siento que mucha gente, incluyendo Kevin, se curaron en este encuentro. Puertas nuevas se abrieron, trayendo nuevas oportunidades para organizar y fortalecer conexiones. Por último, esta experiencia lo hizo muy difícil — y después imposible — que Kevin siga apoyando a Trump.

Las más conversaciones que tuvimos, lo más Kevin reveló sus dudas, cómo oír Trump decir que él quiere deportar inmigrantes, y después descubrir que la esposa de Trump es una inmigrante. Cuanto más Kevin pensaba en ello, lo más realizaba que no hay una solución fácil para los problemas que enfrentamos. Donald Trump se metió en un trabajo que le queda grande, y se le hizo obvio a Kevin que Trump no entiende ni la gente pobre — como nunca fue pobre — ni la política, las dos cosas que son fundamentales para mantener un país.

No somos rojos ni azules. No somos fichas para transacciones políticas, y la fuerza de nuestros vínculos va a resistir la clasificación, no importa si viene de los Republicanos llenos de odio o los Demócratas neoliberales. Resistiendo estas binarias no es solamente posible, si no es la única manera en que nos podemos unir los de abajo con suficiente fuerza para desafiar los de arriba.

Es posible. Y quizás ese es el mensaje de esperanza y cambio que realmente necesitamos.

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